MI PIANO MURIÓ
Más ese piano sigue emitiendo bellas melodías,
sonidos que rebotan en los cuerpos celestes
a través del éter.
Pobre piano viejo, desafinado, guardado en el desván
enmohecido, teclas amarillentas, bisagras oxidadas,
telarañas, olor a madera humedecida, pintura agrietada,
guardado en aquella casa vieja.
Tu ida me dejó la huella del silencio.
Cerré la tapa, allí quedaron lindos y sensuales recuerdos.
Ya solo la polílla y la carcoma,
únicos sabedores de nuestros secretos.
Pobre piano viejo, pero muy querido.
ya solo emite algún sonido, cuando por encima
las huellas de la gata, en su paseo nocturno, lo vista.
Mas hoy lo he querido visitar,
te he quitado el polvo,
más no me he atrevido a tocar.
Sentía la sensación de mancillar,
mis dedos temblorosos quedaron paralizados.
Una rara sensación recorre mi cuerpo,
cuando me acerco, siento electrificado mis sentidos,
percibo una fuerte sensación de cefalea intensa,
vasos dilatados, sangre que fluye rápida,
que a modo de galope, hacía palpitar mi corazón.
Dando voces te llamo, solo me respode el éco
de las cauatro paredes ya vacías,
junto al sonido de una desafinada cuerda.
Insisto en llamarte y ya no estás.
Solo me hablan los colores del arcoiris de tu cuerpo,
el blanco y negro de tus ojos siempre conjuntados
con el color de mi piano viejo
Jose I. Roca H
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