ETERNO VACIO
Indalo de mis sueños
que como escoplo cincelas
y borras el suplicio de mi pena.
Arcoiris lóbrego al que faltan
los espectros de mil colores
Tú, indalo que evitas el diluvio
que ahoga mi alma.
Tu indalo que destruyes murciélagos
que sobrevuelan el firmamento nocturno
en este presagiado y largo estío.
Presuroso llegará Agosto,
Marte se acercara a la Tierra,
sin mancillar el planeta azul
que se divaga y predomina
en el espectro de luz.
Con angustia presentida,
sequedad desértica,
solo luciérnagas y cansados grillos
rompen el silencio augurado,
en éste mi anochecer caluroso.
Porque ya detrás de las estrellas
solo existe eterno vacío.
Ya no hay nada, todo ausencias.
Quizás, solo frutas maduras
que caen y rompen,
como melodía monótona de lluvia,
el silencio de éste cansino
y extenuante verano.
Chicharras que vienen y van
a modo del sonido reiterativo
de olas de mar.
Sentado en mi silla de anea,
bajo la sombra,
me distraigo observando
la fruta madura descompuesta.
Siento astío de ver los gusanos
comer su cuerpo en las horas de mi siesta
pensamientos difuminados,
espejísmos abstractos
miradas de imgenes lejanas distorcionadas,
hoy, bajo una lágrima interpuesta.
Jose I. Roca H
(D. Reservados)
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